Si notas a tu hijo o hija triste, serio, callado, poco sonriente, retraído… es posible que estés planteándote si sería una buena opción llevarle a un Psicólogo Infantil.
Si ves identificado a tu hijo o hija en la imagen de esta entrada del blog, es importante que reciba atención psicológica especializada.
Estos síntomas que ahora quizá no nos incomoden mucho, (y que en el ámbito escolar los profesores no suelen identificar como comportamientos problema), son, en realidad, un indicio de alto riesgo y vulnerabilidad para el desarrollo de carencias emocionales que tienen un fuerte impacto en el desarrollo de su personalidad.
Ojo, aunque «se porte bien«, saque buenas notas y sea «muy obediente».
El niño o niña o joven no es capaz de detectarlo. Pero tú, adulto con un pase VIP de influencia hacia él o ella, tienes en tus manos la mejor solución: la intervención temprana — La PREVENCIÓN. Y es posible.
¿Qué es lo más importante a trabajar con estos niños y jóvenes desde el punto de vista psicológico? Siendo breves, podemos nombrar tres grandes focos, inter-relacionados entre ellos.
- Inteligencia Emocional: aprender a ser consciente, identificar, aceptar y canalizar de una forma sana y adaptativa las emociones en un proceso orientado a la búsqueda y puesta en práctica consciente de soluciones. A su vez, para promover la Inteligencia Emocional, resulta fundamental enseñar a los pequeños técnicas de autoconciencia y meditación, o como nos gusta llamarlo en las sociedades occidentales: mindfulness
- Autoestima: estos niños o jóvenes tienen carencias emocionales que pueden pasar desapercibidas pero repercuten directamente en su autoconcepto, es decir, la idea que tienen respecto a sí mismos, su valía personal y su lugar en el mundo, en su familia y en sus relaciones sociales.
- Asertividad: tendremos que potenciar la capacidad de estos jóvenes para manifestar sus intereses, deseos, elecciones y puntos de vista respetándose a sí mismos y a los demás, sin ser ni agresivo, ni sumiso en su forma de comunicarse y relacionarse con los demás, dado que ambas actitudes suponen problemáticas futuras.
Si conoces a alguien con un hijo o hija en esta situación, comparte esta información o anímales a no pasarlo por alto, tenerlo en cuenta y hacer algo al respecto.